Felices, siempre felices.
Hoy hace exactamente un año que empecé este blog. ¡Cómo pasa el tiempo! Un año de aprendizaje, de metas, de letras, de historias, de libros, de alegrías y decepciones, un año de decisiones, de éxitos y fracasos, de sonrisas, de lágrimas, de incertidumbres, de intentos, de luchas, de besos, de abrazos, de gente entrando y saliendo tanto del blog como de mi vida. Un largo año que en realidad ha sido extremadamente corto, porque la longitud del tiempo es más relativa de lo que pensamos. Depende de como lo pasemos y de como lo aprovechemos. Una tarde de cine puede ser eterna si no elegimos bien la película. Sin embargo, hay películas de tres horas que se pasan en un suspiro. Una noche que pintaba aburrida puede sorprenderte viendo el amanecer, sin ganas de volver a casa porque la compañía te hizo olvidarte hasta del mundo. Elegir bien a las personas no es fundamental, aquellas que crees que no deberían haber aparecido, en realidad tienen un propósito sin darse cuenta: hacerte más listo, m