DESTINADO

Que fatalmente tiene que terminar de una manera determinada.

"Solo fueron necesarios
gas y cerillas".
Un cruce de miradas, una cerilla y una gran explosión. Imágenes repetidas una y otra vez como una película antigua en un proyector estropeado. Miedo, frustración, rabia, celos y odio mezclándose en una despedida amarga teñida por la sangre y el fuego. Dos amantes, una traición y una única manera de arreglar las cosas, al menos la única manera que a ella se le ocurrió. Solo fueron necesarios gas y cerillas. En cuestión de segundos aquel al que había amado más que a sí misma abandonó este mundo de la mano de quien estaba destinado a hacerlo. “Hasta que la muerte os separe”, había dicho el cura.

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