RABIA


Ira, enojo, enfado grande.

"...en mi refugio secreto solo cabemos
yo y mis sueños".
Rabia. Agolpándose a cada centímetro de mi piel, despertando mis instintos y recuerdos más ocultos, recordándome que el odio también es un sentimiento humano. Siento la adrenalina recorrer cada célula, ennegrecer cada oscuro recoveco. Me siento poderosa, fuerte, imparable y rabiosa. Sobretodo rabiosa. Intento contenerme, retener todas y cada una de las hirientes palabras que envenenan mi boca, tragármelas y no propagar la llama que en mi pecho se ha encendido. Cada letra, cada sílaba retenida, es un miligramo más de veneno que emponzoña mi corazón.

Corro. Corro y no miro atrás. Contengo la respiración y me sumerjo en el mar de mis demonios interiores. Me alejo de la realidad y de la fuente de mi trastorno. Corro y no paro hasta que los pulmones reclaman el oxígeno que necesitan. Entonces me detengo, tomo una bocanada de aire, como si fuera la última, y miro al cielo. Un grito sale de mi pecho sin que yo pueda tan siquiera controlarlo y con él sale parte de la rabia. Cierro los ojos, respiro hondo y me quedo así. Me quedaría así durante horas, respirando, siendo solo el mundo y yo. Abro los ojos de nuevo y me encuentro el dulce paisaje que en mi infancia calmaba mis miedos, me siento en casa, segura. Ahora ningún monstruo de carne y hueso puede herirme, porque en mi refugio secreto solo cabemos yo y mis sueños.


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