FOCOS

Lámpara eléctrica de luz muy potente concentrada en una dirección.

Luces. Cámara. Estamos en el aire. Los focos iluminan la extremadamente maquillada cara de la estrella televisiva. Una gota de sudor cae por su frente como muestra de que hasta los curtidos en mil batallas televisadas tienden a estar nerviosos en las citas importantes. Cuando el programa termina sale pavoneándose como si fuese el último hombre sobre el planeta, autoconvenciéndose de un atractivo desaparecido mil años atrás, sonriendo a las dos admiradoras de avanzada edad que lo esperan a la salida. Camina hacia la oscuridad del aparcamiento reservado y a medida que se adentra la gota de sudor provocada por el nerviosismo comienza a ser sustituida por lágrimas. Se pregunta qué ha pasado y cómo  un hombre que se iba a comer el mundo ha terminado siendo un don nadie demasiado acostumbrado a la mentira. Tan acostumbrado, que ya no sabe reconocer cuando se miente a sí mismo y cuando se dice la verdad. Sorbe las lágrimas disimuladamente cuando se cruza con un compañero novato de la cadena e intercambian un amistoso saludo, demasiado amistoso teniendo en cuenta que nunca han cruzado más de dos palabras. La gente siempre le ha bailado el agua en función de la fama del momento en el que se encontrase, no conoce otra cosa. No conoce el amor o los vínculos reales. Sin embargo, tristemente, se autoconvence de que sí, se monta en su deportivo de alta gama, sube el volumen de la música y comienza otra función de baja calidad totalmente distinta, una función a la que llama vida.

Comentarios

  1. Hay bastante gente como el protagonista del relato. No sé quien dijo que, a partir de cierta edad, los que llevan una máscara sobre la cara, acaban viendo convertida esa máscara en su cara verdadera, borrando la auténtica que está debajo.

    Y bajo ese rostro artificial (que sí suele tener una sonrisa, aunque gélida, como la de la máscara de Guy Fawkes), las lágrimas no pueden verse.

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  2. Sí, Bonifacio... Por desgracia hay bastante gente, yo conozco a alguno. Es triste, pero real. Un saludo! Y gracias por el magnifico aporte de tu comentario

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