Libro: Despiértame
Queridos lectores,
Tengo el placer y la dicha de anunciaros que mi segunda novela Despiértame se encuentra disponible en Amazon.
Esta novela, completamente diferente a la anterior, es un drama romántico en el que sus tres personajes principales entrecruzan sus caminos dando como resultado un trayecto más luminoso.
Martina, con quien comienza toda la historia y alrededor de quien se forja la trama principal, sufre un accidente que la deja en coma. A pesar de su estado puede escuchar, al menos de vez en cuando, las conversaciones que se producen a su alrededor. Es de esta manera que conoce a Ethan y a Salma, dos hermanos marcados por la tragedia que le enseñarán que en la vida lo importante son las pequeñas cosas, los pequeños detalles. Los tres personajes juntos se embarcarán en una aventura diferente, una aventura llena de lágrimas y malos recuerdos, una aventura con mal pronóstico de futuro, con villanos a los que la palabra villano se les queda corta. Martina con su dulzura y bondad os enternecerá, Salma os inspirará al 200% y Ethan... Ethan os enamorará.
Cuando pones toda tu ilusión, tu cariño, tu esfuerzo, tu corazón y tu alma en algo salen cosas tan bonitas como esta. Espero que améis los personajes y a la historia tanto como yo lo hago.
A continuación os dejo la sinopsis y un fragmento de la historia para meteros en faena. ¡Pasen y lean, señoras y señores!
PORTADA:
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SINOPSIS:
"El mundo está lleno de historias tristes y no estoy dispuesta a darle otra".
Martina sufre un terrible accidente por el cual termina en coma y deberá luchar por despertar y descubrir qué le ha pasado. En el proceso conocerá a Salma y a Ethan, dos hermanos marcados por la tragedia que le enseñarán que la belleza de la vida reside en las pequeñas cosas.
Despiértame es una batalla contra la muerte por encontrar la luz en un camino lleno de tinieblas.
MUESTRA:
1.
DESPIERTA
Martina
-
Martina, cariño…
Despierta.
Estoy en una oscuridad absoluta. No hay luces
que guíen mis pasos y, ahora que lo pienso, tampoco puedo moverme con libertad.
Me siento atrapada, ahogada, muerta en vida… Escucho los susurros de mi padre
en mi oído, pero no consigo verlo en la penumbra. Trago saliva y trato de
tranquilizarme. Por mucho que lo intento no consigo ubicarme o recordar que ha
sucedido. Intento llamar a mi padre, pero mi voz no llega jamás a ser audible
para sus oídos. ¿Qué está pasando? De repente, escucho otra voz, una que no
conozco y mi inquietud aumenta.
-
No va a
despertar, al menos no de momento. Dejémosla descansar, señor Sariego.
Se hace el silencio. No consigo asociar esa
voz con nadie que conozca y comienzo a inquietarme cada vez más. El tiempo pasa
como una lenta agonía. Me siento como un reloj derretido goteando las horas
inexorablemente, como en un cuadro de Dalí.
Las voces de desconocidos vuelven a inundarlo todo e intento agudizar el
oído para no perderme una palabra.
-
Buenas tardes,
hermanita, ¿me has echado de menos?
-
Más bien no, eres
una pesadilla hecha hombre.
-
Confiesa.
-
Vale, sí. Te he
echado de menos. ¿Ves como eres un pesado?
Tampoco consigo reconocer estas voces. La
confusión y el desconocimiento me provocan cansancio e inquietud, una mezcla
que no consigo entender. Las voces continúan con su continuo repicar y yo
conecto la antena para sintonizar su frecuencia. Para sintonizar algo que me
conecte a la vida.
-
Veo que hay chica
nueva en la oficina.
-
Déjala en paz,
Ethan. Acaban de traerla de reanimación… Está en coma.
Esas son las últimas palabras que logro
escuchar. ¿Quién está en coma? No, no puedo ser yo, me niego a creerlo. Intento
recordar lo último que he hecho antes de estar en esta desconcertante situación
y no lo consigo. ¿Por qué no lo consigo? Ya no puedo centrar mis pensamientos,
mi mente viaja a lugares a los que no quiero ir, me veo arrastrada por pesadillas de las que no
puedo escapar. Siento como me caigo por unas escaleras que no tienen final,
como cada miembro de mi cuerpo es golpeado y magullado, la angustia oprime mi
pecho y veo a alguien que me empuja al vacío, no consigo ver su cara, pero su
olor… su olor impregna mis fosas nasales. Es una fragancia de mujer que se
torna vomitiva a cada golpe que recibo en la caída.
-
Despierta, bella
durmiente – la voz de un chico me rescata del pozo lleno de pesadillas en el
que me estaba ahogando. Su voz suena serena, cercana, cálida y me hace sentir
segura –. Probablemente en breve tengas visita y sería una pena que los
decepcionases con ronquidos que podrían competir con el mismísimo Shreck en
lugar de con tus risas.
Es la misma voz masculina a la que la chica
llamó Ethan. No la asocio con nadie a quien conozca, pero le agradezco
profundamente que haya interferido en mis sueños.
-
¿Sabes? No tengo
mucha gente con la que hablar por aquí… Por lo que he decidido aprovecharme de
tu imposibilidad de quejarte y usarte como mi paño de lágrimas. Supongo que es
injusto puesto que tú estás en coma y esa es una gran razón para llorar, pero
como no puedes protestar… – el chico hace una pausa, respira hondo y prosigue
su monólogo – La chica con la que compartes box se llama Salma y es mi hermana
pequeña. Sufre una de esas enfermedades que se dedican a arrebatarte lo que más
amas. Parecía que estaba bien, que había mejorado… Entonces tuvo una recaída y
acabamos en el hospital. Está en una situación delicada y han decidido
mantenerla en cuidados intensivos. Sí, lo sé, una gran mierda – suspira y con
ese suspiro puedo sentir todo el dolor, la frustración y la impotencia que está
sintiendo. Quisiera darle un abrazo y decirle que todo va a ir bien, que su
hermana va a mejorar y que podrán irse a casa, pero no puedo moverme, es
extraño como estas situaciones unen incluso a desconocidos; supongo que el
dolor une más que otros sentimientos –. Salma es lo único que tengo en el
mundo. Nuestros padres murieron hace ya cinco años en un accidente de coche, yo
soy el hermano mayor por lo que tengo la obligación de protegerla… Sin embargo,
parece que no lo he hecho demasiado bien…
El silencio vuelve a hacer aparición, oigo
movimiento a mi alrededor, pero no consigo situarme. Decido armarme de
paciencia, no sé cuánto tiempo voy a estar en esta situación, pero cuanto más
me desespere peor lo llevaré. Una voz conocida sustituye la de Ethan.
-
Martina, cariño…
– la voz de mi padre invade hasta el rincón más recóndito de mi mente, de la
oscuridad en la que estoy sumida – despierta, por favor. No nos dejes solos, te
necesitamos con nosotros… Tu madre no ha podido venir a verte porque ha sido un
shock demasiado grande para ella. Te prometo que vendrá, la convenceré – el
tono de su voz disminuye hasta convertirse en un susurro, me habla con dulzura
teñida de pena –. Despierta, mi pequeña bailarina, te necesito despierta y
fuerte. Esa maldita caída no puede vencerte, tienes que ser fuerte. Lucha,
despierta del coma, mi niña, por favor…
Entonces es cierto, estoy en coma. No recuerdo
como he acabado en esta situación ni a que caída se refiere mi padre. Lo
intento, sin embargo por mucho que me esfuerzo los recuerdos de lo que me pasó
no salen a flote, por el contrario me hundo más y más en la oscuridad. Ya no
escucho nada, la voz de mi padre ha desaparecido y las pesadillas vuelven a
sumergirme en el infierno.
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