VACÍA

Falto de contenido físico o mental.


El agua se filtraba por debajo de la puerta del cuarto de baño como si el océano estuviese contenido en el interior e intentase escapar desesperadamente por algún lugar. Corrí y corrí, grité, me abalancé sobre la puerta y lloré desesperada. Os supliqué a aquella puerta y a ti que abrieseis, que me dejaseis ayudar. Sin embargo, solo el silencio interrumpido únicamente por el leve borboteo del agua me daba una respuesta. Una respuesta lenta y agónica que no hacía nada más que confirmar lo que ya sabía. La policía, los bomberos y el mismísimo Ejército del Aire podrían estar en camino, pero jamás, por mucha prisa que se diesen, serían capaces de salvarte de ti misma. Nosotros somos los monstruos debajo de la cama y si no te das cuenta de ello, e incluso permites que los monstruos de los demás invadan tu vida, perderás una guerra en la que ni siquiera sabías que estabas batallando. Lo supe, en el mismo momento en que los bomberos tiraron la puerta abajo supe que no tenías salvación, que eras una estrella en el cielo. Supe también que estabas descansando, tranquila, sin perturbaciones. Aún así, corrí al interior del cuarto de baño, te saqué del agua y te sostuve entre mis brazos mientras tarareaba la dulce nana que nuestra abuela siempre nos cantaba las noches de tormenta, pero tú ya no temías a las tormentas ¿verdad? Te canté y te canté hasta que me arrastraron lejos de ti mientras veía la maldita caja de pastillas que te había ayudado en tu propósito, vacía. Como tú.

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